¿Qué es el deseo sexual y cómo funciona?



Si alguna vez te has preguntado por qué a veces sientes un fuego interno incontrolable cuando ves a la chica que te gusta pasar, pero otras veces prefieres un maratón de series en pijama, entonces este post es para ti. Te voy a contar cositas sobre el deseo sexual, algunas seguro que te suenan y otras seguro que no tienes ni idea, pero el objetivo es resolverte algunas dudas que tengas. ¡Allá vamos!

Amor y deseo, no es lo mismo pero pueden ir de la mano.


Antes de meternos de lleno en el tema, aclaremos una cosa: amor y deseo sexual no son lo mismo. Amor, según Erich Fromm, no es solo un sentimiento bonito, sino una capacidad que se trabaja y se desarrolla. Es respeto, cuidado y responsabilidad. Y lo mejor de todo: no significa que dos personas deban convertirse en una sola pegajosa entidad (como les pasa a muchas lesbianas), sino que pueden mantener su individualidad mientras disfrutan de la conexión.

Por otro lado, el deseo sexual es otra historia. Es un cóctel de emociones, biología y cultura que hace que sintamos atracción y ganas de compartir momentos íntimos con alguien más. Y no, no se trata solo de instintos animales; es mucho más complejo que eso.

¿De dónde viene el deseo sexual?



El deseo erótico no surge de la nada. Es una mezcla de tres ingredientes clave:

Nuestra historia personal cuenta: Lo que hemos experimentado en la vida, nuestras primeras sensaciones sexuales, nuestras relaciones y hasta nuestras fantasías juegan un papel crucial en cómo sentimos y expresamos el deseo.

La biología manda: Nuestro cuerpo tiene una base neurofisiológica que nos hace sentir atracción. O sea, hay un motor funcionando dentro de nosotros que nos hace querer acercarnos a ciertas personas.

La cultura también influye: No es lo mismo crecer en un ambiente abierto y liberal que en uno donde el sexo es tabú. Las normas sociales influyen en cómo vivimos nuestra sexualidad. 

Para entender mejor el deseo sexual, imaginemos un coche:

Motivo (Motive): Es la decisión de conducir y el camino que tomamos. Aquí entran en juego nuestras experiencias, emociones y valores personales.

Impulso (Drive): Es la gasolina, la energía básica que hace que queramos movernos. Sin gasolina, el coche no arranca, pero ojo, la gasolina por sí sola no nos lleva a ningún lado.

Anhelo (Wish): Es el deseo de querer conducir. No importa si tenemos el tanque lleno si no tenemos ganas de salir a la carretera.

¿Por qué a veces se pierde el deseo? ¿O tenemos demasiado?


El deseo sexual no es algo fijo, cambia con el tiempo y depende de muchos factores. Por ejemplo, la sociedad nos dice qué es “normal” en la sexualidad, pero en realidad no hay una única forma correcta de vivirla, sino muchas maneras distintas. Además, cada persona experimenta su deseo y satisfacción de forma única.

El deseo también tenemos que aprender a gestionarlo. No siempre podemos satisfacerlo en el momento exacto en que aparece, y a veces, también puede fluctuar dependiendo de nuestra etapa de vida, relaciones y estado emocional.

¿Cuáles pueden ser los problemas que tenemos con el deseo?

  1. Frecuencia: No debe confundirse la frecuencia de actividad sexual con la aparición del deseo. Es posible tener una vida sexual activa con un deseo bajo y viceversa.
  2. Intensidad: Puede haber deseo hipoactivo (bajo) o hiperactivo (excesivo), y su impacto variar según cada persona y su entorno.
  3. Orientación del deseo: Esto puede ser un problema si hablamos por ejemplo de homofobia interiorizada (que da para otro post).

El deseo sexual no es algo fijo, ni blanco o negro. La orientación del deseo puede cambiar a lo largo de la vida, y no hay una “regla” que diga cómo debe ser. Algunas personas se sienten atraídas solo por un género, otras por varios y algunas personas simplemente no experimentan deseo sexual. Todo es válido y parte de la diversidad humana.

Atracción erótica vs Atracción personal



No todas las personas que nos parecen interesantes o atractivas despiertan deseo sexual en nosotros. La atracción interpersonal es el interés por alguien por su personalidad, valores o apariencia, pero sin connotaciones eróticas. En cambio, la atracción erótica es cuando esa chispa se enciende y el deseo sexual entra en juego.

El deseo sexual es un universo en constante evolución


El deseo sexual es dinámico, complejo y muy personal. No hay una “forma correcta” de sentirlo, y cada quien lo vive a su manera. Lo importante es conocerse, aceptarse y vivirlo de manera saludable y respetuosa.

Así que la próxima vez que te preguntes por qué sientes (o no sientes) deseo sexual, recuerda que es un cóctel de muchos factores y que, como todo en la vida, evoluciona con el tiempo. 

Celia Naranjo – Psicóloga Socio – Comunitaria y Sexóloga

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